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viernes, 23 de julio de 2010

La lección del pollito

Anécdota alemana
Sucedió una vez que un pollito estaba sentado en el gallinero, sin una sola preocupación en el mundo. Entonces apareció un hombre de repente, el pollito se asustó y huyó. Cuando volvió, el hombre se había ido, pero había un poco de maíz delante del gallinero. El pollito empezó a pensar, a darle vueltas. Una curiosidad científica llegó a su mente. ¿De dónde había venido este maíz?



Luego al día siguiente, el hombre apareció de nuevo. El pollito huyó otra vez; volvió, el hombre se había ido, pero otra vez había maíz. Ciertamente había alguna relación entre el hombre y el maíz. Pero era demasiado pronto para que un pensador científico llegase a una conclusión. No quiso comprometerse a una teoría tan pronto, con tanta precipitación. Así que esperó, el pollito debía ser realmente un científico. Esperó y esperó y todos los días sucedió lo mismo.

Entonces, poco a poco se materializó en su pequeña mente la teoría de que había una relación de causa y efecto: siempre que aparecía el hombre, aparecía el maíz. Observó novecientas noventa y nueve veces. Ahora era absolutamente seguro -había una relación de causa y efecto. Cuando aparecía el hombre aparecía el maíz. El hombre era la causa, el maíz era el efecto.

Novecientas noventa y nueve veces era suficiente. El pollito concluyó que había una relación necesaria. Había experimentado, mirado, observado lo suficiente, ahora podía decir que esto sucedió sin excepción. Así que debía ser una ley. Se sintió muy feliz y esperó al hombre. Este apareció por milésima vez. El pollo se acercó al hombre para agradecerle su amabilidad y este le retorció el pescuezo.

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